Rechaza el tratamiento contra el cáncer para no abortar

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A la italiana Gianna Beretta (1922-1962) se le detectó cáncer de útero cuando esperaba su cuarto hijo. 

Gianna pidió expresamente al médico que el tumor le fuera extraído sin dañar la vida de la criatura que tenía en el vientre. “Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no duden; elegid la suya,  lo exijo”.

La operaron, nació la niña (llamada Gianna Emmanuela) y después de una semana con dolores atroces, la madre falleció. Tenía 39 años.

Juan Pablo II la canonizó en 2004 y es la patrona de las mujeres embarazadas y de los movimientos pro-vida.

No es la única: otras mujeres se han visto ante el mismo dilema y han optado por el hijo. Como el caso de la india Sapna Tracy, de 43 años, proveniente de Pavaratty (cerca de Calcuta).

Murió justo el día de Navidad, es decir, el Día del Nacimiento por antonomasia, después de luchar contra un cáncer de mama durante varios años sin admitir tratamiento alguno.

Ya era madre de siete hijos y rechazó la quimioterapia hace dos años mientras estaba embarazada de su hija pequeña, Filomena.

Su médico le sugirió que abortase para poder tratar el cáncer, pero se negó. “Al igual que yo, el bebé en mi vientre también tiene derecho a vivir”, le dijo.

Ahora, Filomena tiene un año y medio, por delante de la pequeña van Jaime (15 años), Teresa (14), José (11), Sebastián (9), Francisco (8), María (6), y Antonio (4).

No se puede entender la valiente decisión de Sapna sin sus convicciones, como no se puede entender el caso de Gianna Beretta sin su profunda fe en Dios.

Sapna y su marido Joju era católicos comprometidos que apoyaban su vida en la oración y en el abandono confiado a la Providencia.  Desde jóvenes, tanto Tracy como su esposo Joju pertenecían a la Renovación Carismática. 

Activista pro vida, Sapna recibió un premio del Faridabad Eparchi como parte de las campañas antiaborto de la iglesia.

Eso le permitió apostar por la vida y afrontar una enfermedad terrible y la muerte.

Al sexto mes de embarazo se sometió a una mastectomía. Los médicos insistieron en comenzar de manera inmediata la radioterapia y la quimioterapia. Sapna dijo que estaba de acuerdo, pero únicamente después de dar a luz.

“Unos meses después del parto recibió la radio y la quimio. Tenía la fuerte convicción de que no debíamos acabar con una vida, incluso aunque ello pusiera en riesgo la suya propia. Dando a luz a ocho hijos y criándolos a todos mientras trabajaba, Sapna fue una bendición en nuestro barrio de Delhi”, agrega Joju, su marido.

Al final, Sapna tenía metástasis, el cáncer se había extendido a los pulmones. Se moría. Toda la familia se trasladó a Kerala, lugar natal del matrimonio.

Cuando ella falleció, Joju declaró: “No tuve reparos en respaldar su decisión de no abortar para comenzar el tratamiento del cáncer. No podríamos haber salvado dos vidas”.

Joju cree que si su mujer se hubiera sobrepuesto a la enfermedad hubieran ido a por el noveno hijo.

Como Sapna, hay muchas madres que deciden no matar a sus hijos por nacer pese a la gravedad de la enfermedad.

Carrie DeKlyen, de 37 años, una madre estadounidense que murió por glioblastoma -un cáncer cerebral terminal- para tener a su sexto hijo, una niña.

O la británica Chelsea Nally, que decidió no abortar pese al cáncer de mama que finalmente superó.

Sin duda, estas madres son auténticas heroínas que no salen en los grandes medios de comunicación. Son un ejemplo de amor y lucha por la vida, la familia y la sociedad.

Fuente: https://www.actuall.com/vida/la-gianna-beretta-de-la-india-era-madre-de-siete-hijos-y-murio-de-cancer-tras-rechazar-el-tratamiento-para-no-abortar/amp/?__twitter_impression=true