Acaba la reunión anual de los jóvenes organizado y animado por la Comunidad de Taizé, que esta vez se lleva a cabo simultáneamente en tres naciones, Suiza, Alemania y Francia, el Santo Padre Francisco se hizo presente con un mensaje firmado por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin. El año que viene se celebrara en Madrid.
En la ciudad Suiza de Basilea, donde se cruzan los tres países europeos, se ha desarrollado el encuentro ecuménico signado – desde sus inicios – por la música y el compartir de la fe.
En el mensaje que el Pontífice les ha enviado aseguro su cercanía espiritual, agradecio a los jóvenes su presencia y se dice feliz de saber que participan en el encuentro “para acoger y profundizar el mensaje de Jesús, fuente de alegría para todos los que le abren su corazón”. Los animó asimismo a permitir a la alegría «que nace de la amistad vivida con Jesús», que habite en ellos. Esa alegría de Jesús «que nunca se cierra a los demás ni a los sufrimientos de este mundo».
“Él – prosiguió S.E. el cardenal Pietro Parolin refiriéndose al Papa – los invitó a permanecer unidos al Señor a través de la oración y la escucha de su Palabra, para que pueda ayudaros a dedicar vuestros talentos para «una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: una cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de los hermanos». (Carta apostólica Misericordia et misera, n. 20).
Recordando los 500 años de la Reforma, Su Santidad pide al Espíritu Santo que ayude a los jóvenes protestantes, católicos y ortodoxos “a alegrarse y a enriquecerse con la diversidad de dones realizados a todos los discípulos de Cristo, para manifestar que la alegría del Evangelio nos une más allá de todas las heridas de nuestras divisiones”. Y los impulsó, por último, a «no tener miedo de recorrer los caminos de la fraternidad para que el encuentro de Basilea haga visible la comunidad alegre que mana de la fuente del corazón lleno del Señor».
La ciudad de Basilea confina con Alemania y Francia, y es conocida por ser una ciudad abierta a la diversidad. Ha sido escenario del Concilio de la Iglesia Católica en el siglo XV y también centro de la Reforma Protestante. A sus habitantes el Romano Pontífice agradeció en el mensaje la hospitalidad que brindan a los jóvenes en este importante encuentro mundial.