Radiografía de un Aventurero. Ignacio-María Doñoro.

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El Padre Ignacio-María Doñoro de los Ríos (Bilbao, 1964) es conocido, sobre todo, por ser el fundador del Hogar Nazaret, una organización dedicada a rescatar a niños abandonados que son víctimas de abusos y de la trata de menores. Pero su trayectoria y su vida profesional es casi tan larga como su historia de entrega a los demás.

Ordenado Presbítero el 7 de octubre de 1989, tras ejercer como párroco en varias parroquias de Cuenca, en 1996 ingresa como capellán del Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas con destino en San Sebastián, desde donde comienza una larga trayectoria que le lleva a integrarse en misiones especiales de ayuda humanitaria internacional con el Ejército Español, con destinos en Bosnia (1997) y en Kosovo (2000 y 2008).

En julio de 2001, el padre Ignacio es destinado como Capellán Permanente a la Comandancia de la Guardia Civil de Inchaurrondo (San Sebastián), desde donde atiende a los Acuartelamientos Militares y al Cuerpo Nacional de Policía de Guipúzcoa. En este destino es testigo del terrorismo de ETA y de cómo los niños hijos de los Guardias Civiles son algunos de los que más sufren las consecuencias de la violencia nacionalista.

Decidido a ayudar a estos niños y a sus familias, organiza talleres, viajes, grupos de animación. En 2002 crea el capítulo José María Martínez de Rituerto, de la Asociación Cultural Santiago, para apoyar a la infancia e instituir becas para los huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía.

Ese mismo año, cuando es comisionado para la supervisión de un proyecto de Ayuda Humanitaria en la ciudad de San Salvador (El Salvador) y mientras organiza en colaboración con las Hijas de la Caridad unas ayudas a madres solteras con hijos en situación de hambruna, descubre de forma casual a un niño que había sido vendido a una red de tráfico de órganos. Aun sabiendo que su vida corría peligro, decide no permitirlo y consigue rescatarlo, simulando ser otro traficante de órganos, por 26 dólares. A partir de este hecho decide que quiere dedicar su vida a luchar contra la trata de menores.

De regreso a España funda “Anaitasun Eusko Elkartea” (Asociación Vasca por la Hermandad) con el fin de recaudar fondos para atender los proyectos en San Salvador, y en 2003 regresa allí para crear hogares para los niños de la calle. Sólo y sin protección sufre amenazas de grupos armados, viviendo mayores peligros incluso que los que había experimentado en sus misiones y destinos, pero quiere continuar y a finales de ese año crea la asociación Acción Unida de Europa que abre hogares para los niños indigentes de las calles de Bogotá (Colombia).

En 2005 es destinado a la Academia de Oficiales de la Guardia Civil de Aranjuez (Madrid). Ese mismo año crea SOS Infancia, asociación que actualmente preside, que alumbra tres Casas de Rescate en Tánger (Marruecos), una para niños de la calle, dirigida por los Franciscanos de la Cruz Blanca, una para madres adolescentes dirigida por las Misioneras de la Caridad y otra para la prevención y el rescate para niñas adolescentes, dirigida por las Adoratrices. También en Beira (Mozambique) se crean casas para proteger a niños con VIH, que en aquel país corren un gran peligro, y niños abandonados dirigida por los Padres Somascos.

En la actualidad, Ignacio María Doñoro realiza su labor en la ciudad de Puerto Maldonado, capital del departamento de Madre de Dios (Perú) en la selva amazónica. Es una ciudad con más de 100.000 habitantes y una problemática complicada, la minería ilegal, que provoca una situación social extrema, donde el sistema familiar es casi inexistente con multitud de casos de niños desamparados y abandonados a su suerte. En el Hogar Nazaret rescata y acoge a esos niños. Se ha enfrentado a continuas amenazas y extorsiones en El Salvador y Colombia. El 14 de marzo de 2015 un grupo armado intentó matarlo en Puerto Maldonado. Salvo su vida porque sus atacantes le dieron por muerto. Allí continúa rescatando y acogiendo a niños abandonados.

¿Qué es el Hogar Nazaret?

– El Hogar Nazaret es una obra de Dios, una obra de misericordia de la Iglesia, que intenta restituir a los niños más pobres de entre los pobres, los derechos que les han sido vulnerados: derecho a la identidad, a la salud, a la familia, derecho a sentirse especiales y ser amados.

He tenido muchas dificultades, “Dios nunca lo pone fácil”. Tuve que salir de Puerto Maldonado después de la paliza en la que me dieron por muerto. Al comprobar que no habían conseguido su objetivo, intentaron tres veces más atacarme, gracias a Dios todo aquello fue para bien…

Hay una expresión que dice “No querían caldo, pues habrá tres tazas”. En unos meses, tendremos tres hogares dentro de la Prelatura de Moyobamba en el Valle del Alto Mayo, selva del Amazonas.

De alguna forma, el origen de Hogar Nazaret está vinculado a unos niños muy importantes a los que usted atendió junto a sus familiares en momentos muy difíciles.

Dios se sirvió para que en medio de tanta soledad, incomprensión, impotencia, creásemos “Anaitasun Eusko Elkartea” y nos presentásemos en los ayuntamientos guipuzcoanos pidiendo subvenciones con el fin de crear hogares para los niños de San Salvador.

Esto nos obligaba a visitar viudas, reunirnos a cenar, salir a respirar otros aires…Y de paso, salvar vidas, dando a ese dinero un noble destino.

Usted quiso estar junto a los que en los peores años del terror de ETA más sufrían la sinrazón de los terroristas…

– Así es, y precisamente por ser vasco, y como decía Unamuno, dos veces español: una por nacimiento y otra porque desde la niñez cada día tenía que defender mi patria. Español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio.

Un día asistí a un funeral en la Basílica de la Virgen de Begoña en Bilbao. Habían asesinado a un guardia civil, mi padre vestía corbata negra. Yo tendría unos ocho años. Con la ingenuidad de niño, pregunté quién era aquel hombre por el que mi padre lloraba. La respuesta fue contundente: “Hijo, este hombre era de nuestra familia”. “Pero papá, ¿es mi tío?”. “No hijo, mucho más, es un guardia civil, gracias a él y a hombres como él, estamos vivos”.

Celebré mi primera misa en Bilbao, el día de la Virgen del Pilar, con el compromiso de ofrecer todas las misas de mi vida por España. Así lo hago cada día, ahora un poco lejos, en la Amazonía peruana.

¿Qué supuso su estancia en Inchaurron?

Desde siempre admiraba a la Guardia Civil y fue una gracia que Dios me concedió. Aquellos hombres y mujeres lo daban todo por defender nuestra tierra, nuestras vidas. Alimentar el alma de los mejores de España, era un sueño hecho realidad.

¿Qué opina de quienes hoy pretenden que la Guardia Civil abandone definitivamente el País Vasco y Navarra, o de quienes pretenden su desaparición?

– La ignorancia es tan atrevida… Esos hombres a los que rechazan están dispuestos a dar, defenderles si sus libertades son vulneradas o incluso arriesgarán sus vidas si están en una situación de peligro….

La Guardia Civil no tiene tiempo para la política. Es militar en cuanto a su disciplina, honor, espíritu de sacrificio, abnegación, integridad, profesionalidad, lealtad y compañerismo.

El principio de cumplimiento del deber de un guardia civil limita la propia voluntad como una necesidad moral; moral que debe ser interiorizada como propia. Subordina el bienestar propio por el de los demás.

Volviendo a Hogar Nazaret, dice que es obra de Dios, pero sin usted no hubiese sido posible este proyecto…

– ¡Me costó tanto dejar a los míos! Era tan feliz que solía decir que el purgatorio sería muy grande…Estar enamorado es mi cruz y mi gloria. Estoy profundamente enamorado de Dios y El me pedía dejarlo todo, y compartir la suerte de los pobres. He hecho lo que he podido estos años. Ahora el proyecto va tomando forma. Dios lo quiere, han sido muchas las trabas, pero lo que Dios pide se hace.

¿Cómo viven los niños en el Hogar Nazaret?

Por encima de las circunstancias adversas vividas, su verdadera familia no es la que les viene dada por su nacimiento, sino la que ellos, libremente, eligen. El Hogar Nazaret es una familia nacida del sueño de Dios, que reclama hombres y mujeres nuevos, pero verdadera familia para siempre.

Son aceptados tal y como son, no se sienten juzgados. Cada niño es irrepetible, imprescindible, único. Aprenden habilidades de comunicación y relación. No se les educa para que sean felices en un futuro, sino para que sean felices hoy. Los éxitos y la felicidad del otro, es la de todos.

No es tan solo un lugar donde crecen, es el pilar imprescindible para su entorno emocional, donde se forjará su personalidad, equilibrio interior y dominio de la voluntad.

Cuando entra un niño nuevo se sorprenden por la acogida, generosidad, buen humor y actitud de servicio. Ya es un hermano más que debe afrontar retos, en los que no le permiten auto-compadecerse y ayudan a perdonar y perdonarse.

Según su edad, asumen responsabilidades. Se tienen muy en cuenta sus opiniones, aspiraciones y deseos. Les pedimos sin miedo que tomen decisiones y que asuman las consecuencias de éstas. Se saca más provecho de los errores que de los aciertos.

¿Cómo se subvenciona Hogar Nazaret? ¿Recibe ayudas de las autoridades?

Pues la pregunta me hace sonreír: soy el responsable y no sabría contestar. No hay ninguna ONG detrás que nos respalde, no hay ninguna subvención estatal, la iglesia local es tan pobre que tampoco puede apoyarnos.

¿Cómo nos sostenemos? Como hacían nuestras madres con los bajísimos sueldos de sus maridos guardias civiles. Con la cabeza muy alta, pero pasando penurias… Jamás la Providencia nos ha dejado. Siempre ha habido compañeros que con esfuerzo han ayudado al Hogar Nazaret.

Solo los que saben lo que es pasar necesidad comprenden esto.

Articulo Original en La tribuna del Pais Vasco