Doce entrevistas con el Papa Francisco.

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Dominique Wolton (Camerún, 1947) es un sociólogo de origen francés cuya última obra, ‘El Papa Francisco: Política y sociedad’ ha saltado a la fama tras escribir este libro publicado después de entrevistarse hasta en 12 ocasiones con Jorge Bergoglio.

El libro, de momento, solo se ha publicado en francés (la traducción al castellano saldrá a la venta en marzo), y estos días se encuentra en Málaga para presentarlo, siendo su única visita a España. Durante su encuentro con la prensa en la Alianza Francesa –entidad que ha invitado a Wolton–, el autor desgranó las actitudes y su percepción sobre el Papa Francisco, aunque en ningún caso pretendió ejercer de portavoz.

Usted habló, durante todas estas reuniones con el Papa Francisco, de asuntos relacionados con los últimos años pero también de otras épocas de su vida. En cuanto a su etapa en Argentina, hay un sector importante que sufrió la dictadura militar que de alguna manera le reprocha que no alzara la voz en aquel momento, y que no fue hasta acabado el régimen cuando lo criticó. ¿Le dijo algo sobre esto?

–Aquí hay una polémica de si por un lado se trata realmente de una pregunta objetiva sobre qué hizo Bergoglio antes de ser cardenal, o de si se trata de un conflicto ideológico sobre el planteamiento que tiene el Papa, y el que tiene este sector crítico. Él cree, como muchos otros jesuitas, que sí lucharon contra la dictadura, aunque no de un forma visible. Entonces el asunto es que no se sabe lo que hace, y parece que no hace nada. No creo que no hiciera cosas, sino que en muchos casos, cuando se habla de Bergoglio, no se sabe qué es lo que hace. Si ayuda a alguien no va por ahí diciéndolo, sino que ayuda y ya está. El proyecto del libro empieza hablando desde que él es Papa. Lo que quería conocer es qué cambios se han producido en Bergoglio desde que comenzara el pontificado. Pero yo tengo una hipótesis, porque he investigado sobre la vida de este hombre. Creo que se ha ido radicalizando con el envejecimiento, en estos últimos 30 años. Radicalizando en el sentido de ser crítico, sobre todo después de haber vivido experiencias como el peronismo o la dictadura; no hay que olvidar que tiene 80 años.

En Europa se ven de forma muy crítica los gobiernos de Cristina Fernández, Lula o Chávez en su momento. Sin embargo, han ganado elecciones y una gran parte de sus ciudadanos creen que se han hecho avances, especialmente en lo que tiene que ver con su relación con EstadosUnidos. ¿Francisco también es crítico o considera que estas políticas eran necesarias en Latinoamérica?

–(Risas). Buena pregunta. Como muchos latinoamericanos, el Papa también es antiamericano, o mejor dicho, antiimperialista. En Latinoamérica se conoce muy bien esa dominación de Estados Unidos, pero en Europa no. Sobre todo la dominación económica y oligárquica. Y las dictaduras militares, por supuesto. En Europa se juzga muy rápido y de manera muy superficial lo que ocurre en esos países y su complejidad política. No creo que los europeos seamos tan buenos como para tener esa preeminencia de poder juzgar. Se establecen muchos estereotipos culturales; sobre todo cuando los gobernantes están a la izquierda, que se hace una caricatura muy simplista de ellos analizándolos desde parámetros eurocéntricos. Le reprocho a los europeos la condescendencia con América Latina, hablando desde una especie de estado superior. Al final es que se mira a Latinoamérica con visión europea.

En sus anteriores etapas como obispo y cardenal, Bergoglio ha sido mucho menos aperturista en cuestiones relacionadas con la homosexualidad o el papel de la mujer dentro de la Iglesia. No sé si es que es esa evolución a la que usted mencionaba antes, pero le quiero preguntar cuál cree que será el legado de su papado. Porque de momento hay ‘gestos’, pero en ningún caso hay un principio de cambio, como permitir que las mujeres puedan ser sacerdotes, o que los homosexuales se puedan casar por la Iglesia. Cuando haya otro papa, ¿qué es lo que habrá cambiado? Algunos, incluso, se atreven a decir que es una simple cuestión de marketing…

–(Risas). Creo que puede haber dos explicaciones a lo primero que me comenta. O bien él ha evolucionado, lo cual es razonable; o que cuando era obispo de Buenos Aires se sentía menos libre de lo que se siente ahora siendo Papa. Es decir, hay muchos que le conocen de su época en Argentina que dicen que ahora en Roma es más feliz. Y posiblemente esa felicidad viene de poder hablar con libertad. Por otro lado, creo en cuanto las reformas que él tiene que enfrentarse a distintos tipo de contrapoderes dentro del papado. La tradición política de la curia es muy conservadora; en privado quizá el dice: ‘yo no ganaré la batalla de la mujer, pero mi sucesor lo hará’. Apuesta por ir poniendo las piedras para que el camino se pueda hacer. No creo que sea un Papa marketing, sino que se tiene que enfrentar a dos contrapoderes. La curia, como ya le he dicho, y también los episcopados, que son muy conservadores. Hablamos de esas diócesis que consideran que Francisco es muy liberal… o demasiado liberal. Como él es una persona que no cree en la ruptura, sino en la negociación, piensa que todo esto lleva tiempo. Sin embargo, su humanismo y su planteamiento progresista no es marketing, sino auténtico. No deja indiferente, provoca amistad y hostilidad a partes iguales. Mire, yo a estas alturas de mi vida creo lo que gente dice, y no pienso que sea ni táctica, ni una cuestión de marketing. Me he reunido con él decenas de horas y no soy católico, por lo que creo que puedo tener cierta objetividad con la persona. Creo que es auténtico, aunque más radical ahora que hace 30 años.

Francisco estuvo en Lampedusa hace un tiempo, epicentro europeo de la inmigración. Hace unos días, el Gobierno de España decidió meter en una cárcel (aún no inaugurada) de la provincia de Málaga a un grupo de personas llegadas en varias pateras, lo que ha conllevado un aluvión de críticas que vienen desde todo el resto de partidos hasta la propia Iglesia, pasando por las entidades sociales o los colegios profesionales. ¿Qué le parecería esto al Papa?

–La tragedia de Europa es que traiciona a su propia tradición democrática. Estas oleadas que van llegando de inmigrantes posiblemente proceden de crisis que la propia Europa ha originado en estos países. El Papa critica el egoísmo y la indiferencia en este asunto. Desde toda la vida el hombre ha migrado, eso no se puede parar porque el pobre siempre ha buscado una tierra mejor. De hecho, Francisco habla de que Jesús es el primer emigrante. En Europa se oponen a estas opiniones de Bergoglio, pero tiene razón el Papa. No es un deber cristiano sino humano el acoger a estas personas, y aceptar e integrarles todo lo que podamos.

Articulo original Diario Sur