Ayer nos encontramos con un post que nos encantó, una joven contaba en su blog la vocación de su prima Anita; en él hablaba de entregar la vida, de Amor, de felicidad, de ilusiones… ¡No tiene desperdicio! Así que, con el permiso de Teresa, su autora, aquí te lo dejamos:
Anita y el escándalo de dar la vida
El mes pasado leí un post que a día de hoy me sigue dando vueltas. Exponía lo siguiente: ¿Hay algo por lo que dar la vida? O lo que es lo mismo, ¿merece algo la pena tanto como para dar la vida por ello? No una parte de ella, sino toda entera. Sin reservas. ¿Sabéis qué es lo más impresionante? Poco tiempo después de leerlo, mi prima Anita me lo confirmó.
Era mediados de septiembre y estábamos hablando de lo apasionante que había sido el verano, de su voluntariado en NY con niños en riesgo de exclusión social. Pues siguiendo con la línea temporal le pregunté por su comienzo en la universidad: “¿Qué tal Derecho y ADE? ¿Estás contenta?”. Y encogiendo los hombros, respondió: “Bueno… Creo que no es lo mío”. No es la primera vez que escucho esta respuesta, así que no me preocupó. Pero en mi labor de prima mayor, intenté motivarla y aconsejarla: “¿Y por qué no haces Filosofía o Teología? Te encantaría”. Y me contestó enigmáticamente: “En realidad da igual porque sé que no voy a terminar la carrera”. Ante una respuesta así, a uno se le pasa por la cabeza lo peor. Pero no cuadraba con su expresión: Anita estaba sonriendo tímidamente. Y lo supe. Me levanté para abrazarla y se me pegó su sonrisa. “Pero Anita, es lo que creo, ¿no?”. Afirmativo.
Os desvelaré el secreto de su felicidad: está enamorada. De un Hombre especial. El más bello, tierno y vulnerable de todos. Y pensaréis: “¿qué tiene que ver eso con que no vaya a acabar la carrera?”. Todo. Anita entra el próximo 5 de noviembre en Iesu Communio. ¿Explicación por favor? Un convento de religiosas de vida contemplativa. ¿¡Qué!? Tiene 18 años, es guapa y lista. Le gusta el diseño de moda, viajar y escuchar música. Y si, se mete monja. ¿Y es feliz? Yo me pregunto: “¿Qué enamorada no es feliz?”. Si, es escandalosamente feliz. Pero un momento, has dicho que tiene 18 años. ¿No es muy joven? Sí, es tremendamente joven. Pero eso no le incapacita para tomar una decisión. ¿Sé es joven para salir con alguien a los 18 años? Sí, de nuevo, tremendamente joven. Pero eso no te incapacita para amar. ¿Y no sería mejor que primero conociese mundo, que viviese más experiencias? Pero un momento, ¿hace falta salir con todos los chicos del mundo para saber que esa es “la persona”? o ¿es necesario probar todas las carreras universitarias para darse cuenta de que esa es “la tuya”? Todos nosotros concluiríamos que no. Cuando uno encuentra aquello o a aquel que le hace feliz, ¿para qué posponer la elección, no?
Anita, con 18 añitos ha comprendido lo que muchos no entienden en toda su vida. Ha respondido a la pregunta que golpea mi corazón: ¿Hay algo por lo que dar la vida? Cristo es su respuesta. El Hombre del que está enamorada. Y yo me pregunto: “¿Quién no daría la vida por la persona amada?”. Eso está haciendo ella.