Nuestro premio es saber que hacemos algo bueno por los demás.

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Entrevista de la pagina web de la Diócesis de Valladolid con la Superiora de las Hermanas Hospitalarias.

¿Qué siente una malagueña de poco más de cuarenta años cuando la nombran superiora de un hospital como el Benito Menni de Valladolid?
Fue una sorpresa y una responsabilidad, pero los cambios estaban anunciados y previstos. Se gestaba una reestructuración en la congregación de las Hermanas Hospitalarias y los movimientos eran previsibles.

¿En qué se ha traducido la unidad de la congregación en una sola provincia?
Hacia fuera no ha tenido mucha relevancia. Se parte de la realidad de que los centros se van haciendo más complejos y de que nosotras cada vez somos menos. Por eso se ha hecho un único gobierno de hermanas que acompañan ese proceso.

¿El Benito Menni de Valladolid es un centro de referencia dentro de la congregación?
Yo venía de Cienpozuelos, con más de 600 camas, y pensé que sería un centro mediano y sencillo, pero su realidad es bastante compleja. Tiene mucha vida y mucha variedad de realidades y de atenciones: Paliativos, salud mental, daño cerebral, convalecencia y rehabilitación, etc. Percibes la gratitud cuando acompañas al final de la vida, sigues los procesos de recuperación física, aprendes a convivir con la realidad de los muy dependientes, vives con gratitud las pequeñas y grandes mejoras en daño cerebral…

El Benito Menni puede presumir de tener un impresionante abanico de premios. ¿De qué galardón se sienten más orgullosos?
De lo que somos. Somos Hermanas Hospitalarias, sabemos ejercer la hospitalidad y sabemos acompañar y estar con la persona hasta el final de su vida. Lo más valioso es saber que estamos haciendo algo bien y bueno por los demás, y sobre todo por gente muy necesitada.

¿Qué retos afronta como superiora?
Yo soy médico, pero también superiora de una comunidad de 22 hermanas, y mi reto es alentar ese buen hacer y mantener viva esa hospitalidad. Nos enfrentamos a un envejecimiento de la vida consagrada, pero en este centro el trabajo lo hacen también un montón de colaboradores con nuestro mismo espíritu. Mi objetivo es estar con ellos y velar por ese carisma.

¿La integración social pasa por la inserción laboral?
Siempre que se pueda, y en ello trabajamos. Hay integración a nivel de jardinería, confección, limpieza…

¿Qué responde a quienes afirman que los centros sociosanitarios limitan la autonomía del paciente?
Aunque hay muchos pacientes con alto grado de dependencia, y eso les limita, nuestro objetivo tratar de mantener el mayor grado de autonomía y que la vida dentro se parezca lo más posible a la que tendrían fuera. Las circunstancias te llevan a vivir en un centro residencial, pero eso no debe impedir que la persona siga siendo la misma. Es muy importante tener en cuenta lo que ellos piensan y lo que ellos quieren.

Premios Benito Menni a personas conocidas y comprometidas, cenas solidarias, concurso de relatos… ¿Qué se pretende con tanta repercusión social y mediática?
Pretendemos hacer visible nuestra realidad en la sociedad y, en la medida de lo posible, hacerlo de manera solidaria. Muchos de los ladrillos de nuestro centro de la India para ayudar a mujeres con problemas de salud mental proceden de las cenas benéficas de Valladolid. Lo mismo con todo lo demás… Tratamos de normalizar la presencia de personas con discapacidad y al tiempo recaudar dinero para fines benéficos.