El Papa reparte «Misericordia»

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“Algunos dirán: ¡Pero bueno…! ¿Ahora el Papa se ha hecho farmacéutico? ”

Así con esta naturalidad y gracia, el Papa Francisco nos recetaba ayer desde la Plaza San Pedro una medicina muy especial: “No. Se trata de una medicina espiritual llamada Misericordia“. Con ella el Papa busca mantener los frutos del año de la Fe iniciado por el Papa Benedicto XVI, difundir el rezo del Rosario y la devoción a Jesús de la Divina Misericordia.
Según Francisco ” Se trata de 59 pastillas que frecen el Amor, el Perdón y la Misericordia“. Buen negocio para estos tiempos no?.

La cajita, llamada “Miserikordyna” que fue repartida en San Pedro después del Ángelus, viene desde Polonia y tiene todo el aspecto de un fármaco convencional, pero dentro podemos encontrar un Rosario con sus 59 píldoras (59 cuentas) y un tríptico para aprender a rezar la coronilla de la Divina Misericordia.

El rezo de esta coronilla no lleva más de cinco minutos. Esta, se la dictó Jesús a Santa Faustina diciéndole: “A través de ella obtendrás todo, si lo que pides esta de acuerdo con mi voluntad(…) Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia, en la hora de la muerte los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia” (Diario 731,687).

Juan Pablo II ya dijo : “Este mensaje iluminara a los hombres del tercer milenio”, “Quiero transmitir al nuevo milenio y a todo el mundo, este mensaje de la Divina Misericordia, para que conozcan mejor el verdadero Rostro de Dios Misericordioso”.

Que importante es que los hombres de hoy en día, incluidos los católicos, conozcamos mejor el verdadero corazón de Jesús, reflejado en las bienaventuranzas, un corazón que desprende amor infinito por todos nosotros, que siempre perdona y que busca derramar su infinita misericordia sobre todos, sin excluir a nadie, para salvarnos y llevarnos al cielo.

El Papa Francisco término con una amable invitación ” ¡ No olviden tomarla ! “.