Lola González, nacida prematuramente en 2003, vive con una discapacidad que afecta sus piernas y un brazo, pero afronta la vida con una actitud positiva desde su silla de ruedas.
Desde pequeña, ha estado en constante rehabilitación con el apoyo incondicional de sus padres, incluso viajando frecuentemente para tratamientos.
Ha enfrentado momentos difíciles, incluidas tres operaciones, pero destaca su capacidad de aceptar su realidad sin caer en la amargura. Su objetivo es inspirar a otros y, en el futuro, crear una ONG para personas con discapacidades que no han tenido acceso a los tratamientos que ella recibió.