Buenas,
Aquí estamos! De vuelta de una convivencia, de iluminada nada. Soy la misma. Algo más tranquila. Después de oír mucho: luz, Dios, amor… suenan a tópicos pero me doy cuenta de que van más allá, son lo mismo sí. Parecen conceptos abstractos que puedes creer o no, realmente van juntos. Uno lleva al otro, lo hemos escuchado tantas veces! Sí, Dios es amor, Dios es luz… sí! Realmente y qué?
Sin saberlo y resulta que es verdad aunque hago todo por mí sola: me levanto por la mañana hago mi vida y pienso continuamente en mí, mis cosas, mi gente… mi, me, conmigo. Me creo la dueña de mi vida. Y no es así, eso que oímos tanto: Dios. Ese te permite levantarte y hacer tantas cosas en un solo día, te mira y tú ni saludas. Como a un desconocido, lo ignoras. Hasta que no lo sientes no te lo crees, no solo en Misa, adoración, catequesis… está allí siempre contigo. Lo sientes también en algo increíble que te pasa o cuando tienes fuerzas y estás muy débil, o cuando te abrazan o sonríen. En tantas cosas lo puedes sentir si quieres, porque si lo piensas, es Él quien te ha regalado lo mejor: la vida! Ojalá ver lo invisible sí, pero ojalá también no tener que ver o tocar para creer, porque somos incrédulos sí, cómo Tomás, es completamente normal.
Todo esto viene para parar a pensar que este regalo no es de paso. Deberíamos dejarnos del egoísmo que está de moda. El ser por tener, tener lo más, comprar sin parar, compararse y envidiar. No es sano, lo que nos venden, nos consumimos mientras consumimos. Obviamente es fácil seguir un camino que nos ponen delante: ancho, cómodo y bonito. La superficialidad nos ahoga. A mí la primera, no quiero dar lecciones, ni instrucciones, son consejos.
“Por un mundo mejor” siempre pedimos, empecemos por nosotros mismos, salirnos de los esquemas y lo que está de moda. Parecemos clones, robots de fábrica, idénticos. Es aburrido. Toca arriesgar, darse y vivir a tope.
Es hora de dar el paso para no vivir solo de paso.
Sofía