De joven tenía su propia banda de Rock, sus prioridades eran mundanas, pero Dios tenía unos planes mejores.
De repente el decorado cambió totalmente. En aquellos diez minutos con el médico la vida de Álvaro se puso patas arriba: “Tuve miedo. Miedo al dolor, a la incertidumbre, miedo a que el niño sufriera…”.