¿Cómo vivo mi fe en mi día a día?
Hola, me llamo Carmen, tengo 19 años y soy de Valencia. A día de hoy tengo la suerte de poder decir que siento que la fe me acompaña en mi día a día, en cada paso que doy, cada decisión que tomo y cada instante de mi vida. Describo la fe como una suerte, ya que no pienso que tener fe te haga ser mejor o peor persona, pero sí que ésta me hace ver la vida desde otra perspectiva y por ello me gustaría hablar de lo que significa para mi y cómo la vivo.
Como he dicho antes, la fe me acompaña en cada momento, es una sensación complicada de explicar pero que sin duda me hace sentirme fuerte y protegida, sentirme más segura y llena. Cada día vivo mi fe con una intensidad distinta. Unos días la tengo más presente, otros días, sobretodo en días malos o algunos de esos días en los que piensas que todo es injusto, que todo te está saliendo mal, y que nada tiene sentido, es cuando surgen dudas, sin embargo me doy cuenta que a la vez es al final de esos días, cuando vuelvo a recuperarla con más fuerza, cuando siento que me ha ayudado sin darme cuenta a pasar ese día malo, a seguir adelante, buscando respuestas, parándome a pensar y hablando con Dios, sabiendo que siempre me guiará por el buen camino y confiando en que él siempre tiene un plan para mi.
Ayer por la tarde volviendo de un viaje con mis amigas en el coche, ya atardeciendo, tuve tiempo para reflexionar y pensar cómo responder a esta pregunta que se me planteó. Me pareció difícil, pero mirando hacia arriba pude encontrar una respuesta, y me di cuenta que para mí la fe en mi día a día es como la luna, que cuando la miras desde la ventana del coche sientes que te sigue, que te acompaña a todas partes, aunque realmente eres tú quien gira en torno a ella quien le sigue, eres tú quien tiene que mantenerse observando, escuchando y dejándose guiar. Mantener y trabajar la fe es algo que debemos cuidar y es lo que me ha costado lograr a lo largo de estos años y que al final he conseguido y lo sigo consiguiendo poniéndole un poco de empeño todos los días, dejando que me llene, que entre en mi, que me haga brillar y se refleje en mis ojos, en todos mis actos, en la gente con la que me rodeo, incluso en la gente que no conozco y veo por la calle. Dejo que saque lo mejor de mi, que me acompañe en este regalo de la vida, dejando todo en manos de Dios, confiando plenamente en él.