Según publica el diario ABC el Papa Francisco lo tiene claro, éticamente, «todos deberían aceptar vacunarse». Y esa idea ahora se refleja en la ley civil del Estado Ciudad de Vaticano. Por decreto, los empleados que rechacen vacunarse sin una causa grave se exponen a sanciones «que pueden llegar hasta la interrupción de la relación laboral».
Según han explicado, «rechazar la vacuna puede constituir un peligro también para las demás personas, y aumentar seriamente el riesgo para la salud pública».
Tanto el Papa Francisco como Benedicto XVI se han puesto ya la segunda dosis y están inmunizados.
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