
El amor de Dios es un amor desbordante, que se derrama, pero no de cualquier manera, siempre se pasa, rebosa, como en la multiplicación de los panes y los peces o en las bodas de Caná.
¿Cómo es tu amor? ¿Dónde tienes puesto el corazón?
Meditación del P. Alberto Sánchez León