
He estado mirando muchos belenes, los que ponen en las Iglesias, en los ayuntamientos, y en las casas de la gente. También he buscado por Internet y directamente en los talleres de los artesanos y nada, que no hay manera…
¿Te has dado cuenta de que en todos los portales falta una figura?
Desde luego no me refiero a un pastor, que hay muchos, ni a un pato (todos los belenes están llenos de patos). No, no, es otra cosa.
Piénsalo. San José no puede estar todo el rato en el Portal, tiene que trabajar, y hacer cosas de padre de familia.
La Virgen también tiene muchas cosas que hacer, ¡atender a tanta gente que no para de venir!
¿Lo ves? ¿Ves como falta alguien? Efectivamente, falta el niñero del Niño Jesús.
El puesto está libre, se ve que a nadie se le ha ocurrido ofrecerse. Y no todo el mundo vale. Hay que estar dispuesto a ir a todos sitios con el Niño.
Tú lo harías muy bien. Te pondrías tu mochila canguro y ¡a la calle!.
Si tu fueras el niñero del Niño Jesús hablarías más bajito y sonreirías más.
Te pararías con paciencia en todos los semáforos y cruzarías los pasos de cebra saltando, pisando sólo las líneas blancas.
Si fueras el niñero del Niño Jesús verías documentales de animales y películas de piratas.
Y no dirías palabrotas!! No vaya a ser que se aprenda alguna.
Si tuvieras que ir a todas partes con el Niño Jesús evitarías las peleas. Y no estarías hablando de política todo el rato, para que no se aburriera.
¡Y nada de fumar!
También comprarías castañas y el paquete más grande de palomitas que vendieran en el cine.
Si fueras el niñero del Niño Jesús no saldrías por la noche hasta muy tarde, y te irías a la cama temprano a leer; pero no ese libro tan intelectual que llevas a mitad, sino uno ligero, de fantasía, de reyes y espadas. Y lo leerías entonando las frases, con un casco de caballero en la cabeza.
Y harías caras en el plato con las patatas fritas y las rodajas de tomate.
Y cantarías, mucho, muchísimo. Y saldrías a andar para pisar hojas y ver nevar.
Si fueras el niñero del Niño Jesús te subirías a un columpio para mecerlo contigo. ¿Cuánto hace que no te subes a un columpio? Seguro que no te has olvidado de cómo se hace.
Y le contarías cosas de cuando tu eras niño para que te mirara con ojos como platos.
Si fueras el niñero del Niño Jesús volverías a ser niño.
¿Ves que falta hace esa figura en el Belén?
Piénsalo, el puesto está libre y tú seguro que lo harías muy bien…
Sólo imagina lo que harías si fueras el niñero del Niño Jesús.
Chiti Hoyos