Una Carmelita y chicas del Opus Dei llevan el amor de Cristo a transexuales que se prostituyen

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Cuenta la Monja Carmelita Mónica Astorga que alguna vez quien fuera Arzobispo de Buenos Aires –hoy Papa Francisco- al conocer el servicio pastoral que realiza le habría animado señalando: «Ellas son las leprosas de la actualidad».

Esta y otras anécdotas hacen parte del libro “Acariciar las heridas: la carmelita que ayuda a travestis», presentado el pasado 14 de julio en Neuquén (Argentina), con el apoyo del Opus Dei según informo radio Cadena3; dando así nueva visibilidad al trabajo silencioso de la Iglesia Católica con personas travestis, transexuales, mujeres y hombres jóvenes que viven esclavizados en la prostitución.

La religiosa apenas alcanza el metro sesenta, tiene la tez blanca, la sonrisa permanente, un hábito marrón hasta los tobillos y un velo negro. Es una monja de clausura que entre las horas de oración comunitaria, oración personal y otras propias de una carmelita, tiene autorización para reunirse con sus ‘hijas’ en los salones de uso común del monasterio.

La historia comenzó el 7 de julio de 2006, cuando la monja conoció a una rubia, travesti, prostituta y peluquera que llegó a donar al convento una parte del dinero que ganaba, obviamente, prostituyéndose en la calle.

De los labios de la madre Mónica no salió recriminación alguna. Hablaron más de dos horas sobre la infancia, la familia, la vida que llevaba, las ganas de dejar la calle…

“Me pidió ayuda para dejar de prostituirse y yo le pedí que fuera a buscar a otras chicas en la misma situación”, recuerda la carmelita. “Volvió con un grupo de mujeres. Katty, una de ellas, me dijo que lo único que quería era una cama limpia en la que morir”. A la peluquería, el centro de costura y la casa de acogida donde trabajan y viven las travestis y mujeres rescatadas, se suma el proyecto de 15 viviendas que en breve verá la luz, motivo por el que el Papa ha escrito a la religiosa: “A vos y al convento los tengo cercanos a mi corazón, como también a las personas con las que trabajan”.

La única motivación de la carmelita es hacer presente a Cristo en el servicio pastoral que despliega. «Yo siento que Dios me pide que acompañe a las personas heridas y por eso me hago cargo. Muchas veces me dicen que me pongo del lado de ellos, es que siento que desde ese lugar los puedo comprender. Porque cuando los miramos desde el otro lado es imposible. Yo me meto a fondo», señala en declaraciones a revista Ohlala de Argentina.

Su labor no siempre es acogida y genera resistencias. La Carmelita admite que dentro de la propia comunidad de laicos que regularmente acuden al Monasterio hay cierto rechazo. Pero esto no le acobarda.

“El centro de la Iglesia es Jesús, y él no discrimina a nadie. Si la sociedad les abre las puertas y les da una oportunidad, las podemos ayudar a que salgan de eso. Yo quiero sacarlas de la calle, las drogas y el alcohol», declara madre Mónica.

Fuente: http://www.portaluz.org/el-opus-dei-y-una-monja-carmelita-hacen-alianza-llevando-el-2380.htm