“¡Qué bonito es recordar lo que te enamoró de él!”

Entrevistas, Experiencias, Jóvenes Católicos

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Cuca Noa es sevillana, aunque vive en Ciudad Real, tiene treinta años, está casada y tiene tres hijos. Para muchos una locura, pero ella rebosa naturalidad y alegría, esa alegría emana de su esposo, Luis, y sus chiquillos. Afirma que lo más difícil de ser esposa es ceder y más cuando crees llevar la razón, por eso sigue el consejo de su madre: en una discusión tiene que ceder el que cree que lleva tiene la razón.

¿Qué es lo más difícil de ser esposa?

¡Ceder! Sobre todo cuando una esta convencida de que lleva la razón y es una un poco mandona. Una vez me dijo mi madre que en una discusión tiene que ceder el que piensa que tiene razón, y, por carácter, para mí, esto es muy difícil. Pero qué alegría luego la reconciliación.

¿Y de ser madre de familia numerosa?

¡Solo tengo 3 hijos! A cualquier cosa lo llaman hoy familia numerosa… Lo mas difícil de ser madre es para mí es tener paciencia y no gritar. Hay que tener mucha paciencia para educar y dejar que los niños vayan siendo autónomos y se hagan responsables de sus actos.

¿Por qué cree que hoy el matrimonio parece estar pasado de moda?

¡Porque no se han casado! La gente piensa que es más fácil vivir sin comprometerse con nadie, tienen miedo a decirle al otro: «Sí, te voy a querer todos los días de mi vida».

Y porque la ausencia de Dios y de valores cristianos está haciendo que tendamos a materializar todo, a sacar de todo un rendimiento económico. Buscamos más en qué me beneficia que lo que yo puedo dar o aportar.

Pero, ¿qué es el matrimonio cristiano?

El matrimonio es una vocación, una llamada de Dios a la santidad y, desde que me casé, mi camino de salvación se llama Luis. El matrimonio es un sacramento a través del cual un hombre y una mujer se comprometen delante de Dios a amarse, respetarse y guardarse fidelidad, todos los días de su vida. Que pase lo que pase, salvo nulidad otorgada por la Iglesia, el hombre y la mujer que se casan por la Iglesia, van a ser marido y mujer siempre. Además, ha de estar abierto a la vida porque Dios ha querido que los esposos participen con él en la creación.

¿Por qué vale la pena esa entrega?

El día que nos casamos, asumimos el compromiso de entregarnos: «Yo Cuca, me entrego a ti, Luis…», desde ese momento mi felicidad pasa por la suya, yo seré feliz en la medida en que sea capaz de hacerle feliz a él. Porque en el matrimonio uno se entrega por completo a otra persona y lo más grande que puede hacer una persona es darse a los demás sin pedir nada a cambio.

¿Tiene sentido la pureza dentro del matrimonio?

El matrimonio es compromiso de amor, de querer querer a la persona elegida sin poner límites, cree sin límites, espera sin limites, ama sin limites. La pureza en el matrimonio significa que los esposos no pueden limitar por capricho o comodidad el poder creador de Dios. Además, supone que la mujer debe guardarse para su marido y el marido para su mujer, poniendo especial cuidado en vivir esta virtud y evitar situaciones que puedan poner en peligro esa virtud (revistas, televisión, compañías, etc.).

¿Funciona la cohabitación?

No. Porque si ya es dificil convivir con alguien con quien te has comprometido toda la vida, imagínate si encima no existe tal compromiso. Además, al ser el matrimonio un sacramento, los esposos cuentan con toda la gracia de Dios para vivir el matrimonio, para perdonar, para respetar, para querer. Cuando el sentimiento inicial ha pasado, apoyamos el amor en la gracia y si no tenemos esa gracia, es muy difícil querer, respetar, comprender y amar los defectos y virtudes de otra persona.

¿Vale la pena apostar por el matrimonio hoy?

¡Por supuesto! ¡Hay que defender el amor! Guerra de besos que hago yo con mi hijo mayor. Qué bonito es poder crecer y vivir junto a la persona que tú has elegido, que bonito es poder confiar ciegamente en alguien, que bonito es recordar cuando hay enfados en lo que te enamoró de él y pensar cada día de tu vida: “¿Cómo puedo hoy hacerle un poco más feliz?”. ¿No vale eso la pena?